Un día como el de hoy no debe ser de celebración, no puede serlo. De celebración será el día que ya no sea necesario tener señalado en el calendario el 8 de marzo para reivindicar el derecho a ser mujer, sin más.
Ser una mujer plena, con la libertad de poder elegir en cada momento lo que creemos que es lo mejor para nosotras, sin presiones sociales, profesionales o familiares, es un camino que aún debemos recorrer y que hace muchos años lo comenzaron grandes mujeres en el anonimato llegando a perder la libertad o incluso la vida.
La mujer y su libertad y sus derechos no deben ser moneda de cambio de ningún color político. No pueden manejar a su antojo todo aquello por lo que se ha luchado y conquistado con mucho esfuerzo. Es una de las cuestiones que deben ser irrenunciables, no ceder antes los derechos ya adquiridos.
Un 8 de marzo de 1910 se permitió por primera vez la matriculación de mujeres en los centros docentes. Hasta entonces, las mujeres eran admitidas en la universidad sólo como estudiantes privadas, y requerían de una autorización del Consejo de Ministros para su inscripción como alumnas oficiales. Y es precisamente en la formación y en la educación donde está la clave. Dotar a las mujeres de las herramientas necesarias, tanto para la formación personal como profesional, es una obligación de todos los agentes sociales.
Cuando las mujeres avanzan, los países progresan. Muchos estudios demuestran que la inversión en la mujer está directamente relacionada con la disminución de la pobreza y el aumento de la prosperidad económica. Limitando la participación de la mujer, desperdiciando su talento, sus experiencias y su capacidad de liderazgo se defrauda a las propias mujeres y a nuestro mundo.
Para conseguirlo, hay que acabar con la penalización que sufre la mujer en el trabajo, que en Andalucía puede llegar a cobrar hasta un 31% menos de salario que un hombre por la misma tarea. En Europa esta diferencia es del 16´4%. La desigualdad salarial es el mayor obstáculo para conseguir la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres y la consiguiente conciliación laboral y familiar.
Ni el Gobierno del Estado ni la Junta de Andalucía están a la altura de las circunstancias. La crisis económica vienen sirviendo de excusa para recortar la inversión en políticas de igualdad. Mientras tanto, los datos son escandalosos. Según la última EPA de 2014, el desempleo femenino sigue dos puntos por encima del desempleo masculino. La tasa de ocupación femenina (45,5%) está 9 puntos por debajo de la masculina. En el último año, más de 10.000 mujeres han abandonado definitivamente el mercado laboral, y la brecha salarial arroja que las mujeres andaluzas ganan una media de 5.700 euros menos que los hombres al año.
Por ello, la grave situación económica que atravesamos nos obliga a estar vigilantes, porque cualquier descuido, cualquier concesión, podría hacernos retroceder décadas en los derechos adquiridos. Dicen que de las grandes crisis surgen las grandes oportunidades: qué buen momento este, en el que todo está patas arriba, para asentar los principios de un nuevo y necesario modelo económico y social, equitativo y realmente igualitario, que pasa necesariamente por incorporar el enorme potencial de la mujer en cuanto a experiencia, conocimiento y valores. Una sociedad del siglo XXI, que se dice democrática, no puede prescindir ni de la capacidad, ni del talento, ni de la formación de la mitad de su población.
Queda mucho por hacer, por avanzar, por garantizar. Y esta ingente tarea no es sólo responsabilidad de los gobiernos de turno, es responsabilidad también de todos aquellos que defendemos la igualdad de derechos. El cambio de valores de una sociedad no es fácil, es un proceso largo y lento, que requiere mentalizar y sensibilizar a toda la población, especialmente a los hombres, sin concesiones.
El Partido Andalucista quiere hacer de este 8 de marzo un día de reflexión, no de frases grandilocuentes que no han conseguido ni conseguirán cambios en las actitudes, en las mentalidades y en las estructuras sociales desiguales. Hoy es el día para conmemorar y reconocer los esfuerzos que mujeres y hombres han realizado para lograr y avanzar en igualdad.
Por eso el Partido Andalucista os invita a trabajar por la defensa activa de la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres, todos los días del año. Aplicar la coherencia frente a la demagogia y a promover iniciativas para la consecución de tan añorada igualdad.