martes, 22 de abril de 2008

Las irregularidades de la RTVA en la pasada campaña electoral

El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) recuerda en un informe las ocho resoluciones de la Junta Electoral que resolvía las reclamaciones de PP, IU y Coalición Andalucista en la pasada campaña y dice que éstas ponen de manifiesto que "la actuación del operador público es irregular".
El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) ha aprobado por mayoría un informe por la actuación "irregular" de la RTVA en la cobertura de la pasada campaña electoral andaluza, ya que vulneró la "neutralidad informativa" que "debe inspirar su actividad" y le ha criticado que no asumiera sus recomendaciones.
El informe, al que tuvo acceso Efe, fue aprobado en el Pleno de este órgano, celebrado el pasado jueves, con los votos a favor de los consejeros a propuesta del PP, de IU y del PA y del presidente del Consejo, Manuel Ángel Vázquez Medel, aunque contó con el rechazo de los consejeros a propuesta del PSOE.
El CAA recuerda en el escrito aprobado las ocho resoluciones de la Junta Electoral de Andalucía que resolvía las reclamaciones interpuestas por PP, IU y Coalición Andalucista (CA) en la pasada campaña electoral, contra algunas informaciones emitidas por Canal Sur Televisión.
Dichas resoluciones, según el Consejo Audiovisual, ponen de manifiesto que "la actuación del operador público es irregular por cuanto vulnera la neutralidad informativa que ha de inspirar su actividad, no habiéndose observado, asimismo, las recomendaciones dictadas por el Consejo Audiovisual de Andalucía".
Las resoluciones dictaminan que la RTVA "vulneró el principio de pluralismo y neutralidad atendiendo a tres aspectos básicos: la falta de planificación del trabajo y de rigor que llevó a cometer fallos técnicos, la introducción consciente en la información de determinados sesgos y la omisión deliberada de una parte de la información", según el CAA. "Sin restar importancia al primero de los aspectos, la falta de rigor, es evidente que la JEA consideró de mayor gravedad los dos restantes ya que cuando dictaminó al respecto acordó incoar un expediente sancionador contra la RTVA por los hechos valorados", añade el escrito del CAA.
El informe agrega que, dado que la Junta Electoral dictamina que durante la pasada campaña electoral la RTVA "no siempre ha ajustado su actuación a los principios de pluralismo político, objetividad, veracidad, imparcialidad e independencia", el CAA estima que la RTVA "ha incumplido su misión de servicio público en los casos sobre los que se han emitido distintos pronunciamientos" por parte de la JEA. "Se advierte, por tanto, de que no se han observado por el operador público las recomendaciones dictadas por esta institución sobre el tratamiento de la información política en período electoral en los supuestos examinados", según el CAA.
Este órgano insta a la RTVA a cumplir su misión de servicio público que tiene encomendada "máxime durante el periodo electoral en orden a contribuir a una opinión pública acorde con el marco de una sociedad democrática".

martes, 8 de abril de 2008

El futuro del andalucismo

Isidoro Moreno

Tras el fracaso en las últimas elecciones y la consiguiente desaparición del andalucismo político del Parlamento de Andalucía, muchos se han apresurado a extender su certificado de defunción. No pocos comunicólogos y los jacobinos de siempre han aprovechado para resucitar la vieja tesis de negar la propia existencia tanto de conciencia como de sentimiento andaluz: Andalucía sería sólo una región de España, no existiría como pueblo sino como entidad geográfico-administrativa, y no tendría una cultura propia sino ciertos rasgos folklóricos que o bien deberían desaparecer, porque son lastres a superar, o mantenerse sólo como recurso para el mercado turístico.
Otros, que viven económica o intelectualmente de los tópicos andaluces -mediante la insistencia acrítica en ellos o la insistencia en su critica tópica-, han adjudicado al PSOE de Chaves la etiqueta de “andalucista” para procurar seguir viviendo de lo mismo. Y los publicistas de la derecha dura se han inventado la etiqueta del “andalucismo españolista” o “españolismo andalucista” (?) para tratar de atraer a algunos ex-andalucistas hacia el PP. Existe casi total unanimidad en que asistimos a la liquidación del andalucismo, al menos el político. Tanto más, cuanto que el “bipartidismo imperfecto” -la imperfección la constituyen los seis parlamentarios de Izquierda (des)Unida- se ha adueñado, parece que con casi general satisfacción, del Parlamento andaluz y éste camina hacia la homologación con Comunidades del peso político de Castilla-La Mancha, Extremadura o Murcia.
En cualquier caso, parece cierto que ha concluido una larga etapa de creciente debilitamiento del que ha sido el referente político-electoral más importante del andalucismo, que nació como ASA (Alianza Socialista de Andalucía) todavía bajo el franquismo y luego pasó a ser PSA, PSA-PA y PA. Un partido que comenzó su proceso de autodestrucción -siempre fomentado desde el PSOE- en el mismo momento de sus mayores éxitos: grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados en 1979, alcaldías importantes y muchas concejalías ese mismo año, representantes en el Parlamento catalán, apoteosis andalucista el 28-F… La torpeza, el oportunismo y los enfrentamientos internos llevaron al fracaso en la gestión de estos éxitos, a no aprovecharlos para extender y profundizar la conciencia andalucista, y generaron el mayor problema arrastrado durante casi treinta años: la falta de credibilidad y de proyecto ideológico-político. La obsesión ha sido siempre mantener algunos puestos de poder ofreciéndose como muleta de apoyo a unos y otros. Y la estrategia para ello, el no pronunciarse con claridad sobre las cuestiones y problemas centrales de Andalucía y del mundo. Y así, evidentemente, no se consolidan respaldos y ni siquiera se logra respeto. Esto es lo que explica, principalmente, que cuando en los últimos tiempos se han adoptado algunas posiciones claras, respecto, por ejemplo, a la reforma del Estatuto de Autonomía, ello haya sido considerado otra pirueta oportunista y no haya impedido el previsible fracaso electoral.
Es claro que el modelo de partido y la estrategia diseñada a finales de los setenta por sus líderes de entonces está más que agotado. Pero ello no significa que no exista un espacio político andalucista. Primero, porque Andalucía, por poseer identidad histórica, identidad cultural e identidad política tiene los tres requisitos para autoafirmarse como nación -en el propio Estatuto es definida como nacionalidad e incluso como realidad nacional-. Segundo, porque, como señalaban hace unos años los profesores Del Pino Artacho y Bericat, en su análisis de la Encuesta Mundial de Valores, casi un tercio de los andaluces, exactamente un 27,5% del total, declara sentirse “más andaluz que español” o “sólo andaluz” (frente a sólo un 10,5% en la posición contraria), un porcentaje que jamás ha tenido reflejo electoral. Y, tercero, porque incluso si todo lo anterior no fuera así, que lo es, habría necesidad de un proyecto para defender los intereses de nuestra tierra, de nuestra gente y de nuestra cultura que en modo alguno cabe en los dos modelos de gestión del capitalismo globalizado neoliberal que representan el PP (su versión más dura) y el PSOE (su versión edulcorada). Y que tampoco, por múltiples razones, puede tener sitio en IU (si es que ésta sigue existiendo).
No estoy de acuerdo, por tanto, con quienes pregonan el fin de la historia del andalucismo político. Se ha cerrado -y espero se haga con dignidad- una etapa y deberá abrirse otra. Pese a todas las dificultades, ha de surgir un nuevo andalucismo que recoja las experiencias e ideas positivas desde Blas Infante, y aún desde más atrás, hasta hoy y que, a la vez, se sitúe en el presente en base a análisis rigurosos y una estrategia clara y sin complejos. Ha de surgir porque es imprescindible para que Andalucía tenga futuro como pueblo. Y aunque no siempre lo necesario es posible, permítanme que sea optimista al respecto: siempre, claro está, que no se pretenda construir sobre la base de ideas y personas caducadas ni a partir de restos averiados de diversos naufragios.

Insultos a Blas Infante, esta vez desde Libertad Digital

Son innumerables las estatuas, placas, centros de enseñanza, calles, avenidas y parques dedicados a Blas Infante, considerado oficialmente "padre de la Patria Andaluza". Es normal que el nacionalismo andaluz, representado por el ahora extraparlamentario Partido Andalucista, tenga que venerar a su ideólogo, igual que el PNV ensalza al orate Sabino Arana. Pero lo grave del asunto es que, aunque la inmensa mayoría de la población andaluza pasa de nacionalismo y desconoce por completo la obra de Infante, el andalucismo ha impregnado a todos los partidos y Blas Infante se ha convertido en un icono sacro también para el PSOE, para IU y para el PP.
Hace unos meses a Alejo Vidal-Quadras se le quiso crucificar (o lapidar) cuando definió a Infante como un "cretino integral". Que lo lapidaran los nacionalistas andaluces habría resultado absolutamente normal, pero es que el ataque vino de todos lados. El PSOE exigió una sanción; el Ayuntamiento de Casares, localidad natal de Blas Infante, declaró al eurodiputado "persona non grata", con los votos de los ediles del PP; Javier Arenas arremetió contra su compañero, y hasta Rajoy se disculpó por carta con Chaves por las opiniones de Alejo.
¿Pero era Blas Infante un chiflado semejante a Sabino Arana? Sin duda. Los artículos publicados aquí por Horacio Vázquez-Rial y Jorge Vílches dan algunos datos sobre el personaje, así que me ahorraré repetirlos. Pero igual que los nacionalistas vascos ocultan cuidadosamente las obras de Arana, porque su racismo antiespañol no es de recibo, los andalucistas también tratan de esconder los disparates infantescos, que son morrocotudos. Por ejemplo, se suele omitir un episodio significativo de su biografía: el hecho de que se convirtió al islam el 15 de septiembre de 1924, en un viaje a Marruecos, y que adoptó el nombre de Ahmad. Ahmad Infante. Qué cosas. Tal vez lo oculten por el engorro de cambiar las placas y los letreros conmemorativos.
En fin, para que no se me acuse de sesgado, dejaré constancia de algo que sí pregonan invariablemente los andalucistas, andalucistos y andalucistoides: el 2 de agosto de 1936 unos falangistas se llevaron a Blas Infante de su casa de Coria del Río, y fue fusilado, sin juicio ni proceso, pocos días después.
Yo pienso igual que Alejo, y me incrimino,
y quiero ser non grato a los idiotas,
pues tengo a Blas Infante por berzotas,
por sandio, por tronado y por cretino.

Yo soy también culpable y me empecino
en tocar las ridículas pelotas
de tantos melindrosos compatriotas
enfermos de sandez y desatino.
Y si mis opiniones son tan graves,
que dicte ya una fatua Manuel Chaves,
guardián de las esencias sarracenas.

Fray Josepho
Publicado en libertaddigital.com/opiniones
08/04/2008