jueves, 13 de marzo de 2008

600 andalucistas rodeados de comanches

NO mira, el momento anímico actual de muchos de nosotros se resume así: unas ganas tremendas de echar a correr y no parar hasta llegar a Pernambuco. Sin escalas. Sin controles de avituallamiento. Sin mirar hacia atrás. Correr, correr y correr. Correr para ir más rápido que nuestro destino. Y dejarlo atrás para siempre. Los resultados del domingo fueron atroces. Y Julián Álvarez fue muy sincero reconociendo algo que, en otras circunstancias, ningún político de ninguna formación, es capaz de reconocer. Ya sabes que en estas comparecencias electorales, todos los políticos que dan la cara suelen decir que no han perdido, que los resultados, en fin, no son adversos. Nadie pierde. Pero es que en el caso de la Coalición Andalucista los resultados han sido tan brutales que no quedaba otra sino admitir la realidad. Tan dura que, ya te digo, muchos de los nuestros empezarían a correr y no pararían hasta Pernambuco.
Pero no es el momento de correr. Aunque te lo pida el cuerpo y ese humano sentido de frustración que tienen muchos compañeros. Fíjate que muchos de ellos llevan media vida en esto. Dedicado a esto. Implicados con la idea. Quitándoles horas a la familia y a ellos mismos para entregársela al partido y a la creación de una conciencia nacionalista andaluza. Y ahora miran hacia atrás y ven un paisaje pelado, arrasado, destruido, libanizado. Derrota tras derrota. Salvo algunos oasis victoriosos que sirvieron para tomar oxigeno y alargar la agonía. Cuando el domingo se conocieron los resultados algunos compañeros respiraron tranquilos, ufffff, menos mal, se acabó todo. Me recordaron al familiar que ha visto agonizar durante mucho tiempo a un pariente cercano y desea que todo pase para evitarle más sufrimiento y tenga el descanso y la liberación del final. Esa sensación noté en muchos de mis compañeros.
Pero vuelvo a decirte que no es el momento de correr. Mira, apúntate este dato: en Andalucía hay seiscientos cargos públicos andalucistas. Entre alcaldes, concejales y diputados provinciales. Y a esos compañeros no se les puede dejar solos, tirados, vendidos a su suerte. Algunos de ellos, tras una guerra de resistencia política de muchos años, han conseguido darle la vuelta al marcador municipal y donde antes gobernaban sin despeinarse los socialistas, ahora somos nosotros los que estamos al frente de la alcaldía. Sí, sí, ya se que no son tantos. Pero son los nuestros. Y no se les puede abandonar ahora. Su situación es extrema. Con las carretas en círculo y aguantando ataque tras ataques de los comanches. Están rodeados. Y preguntándose cuándo los nuestros nos van a echar una mano, cuando va a venir el Séptimo de Caballería para darnos agua, municiones y pertrechos para poder seguir resistiendo…
¿Que cómo se traduce esa ayuda? Con apoyos. Muchos de los andalucistas que hemos ido saliendo de los cargos públicos por los reveses electorales y que ahora nos dedicamos a trabajar para nuestras familias, deberíamos acordarnos de esos seiscientos compañeros repartidos por toda Andalucía que viven rodeados de comanches. Lo de comanche te lo digo en sentido figurado, ya sabes. Rodeados de adversarios que dan bocados por quitarte de en medio. A esos compañeros hay que ayudarlos con consejos, escribiéndoles discursos, facilitándole intervenciones, placeándolos por los medios de comunicación, dándole con nuestras conexiones el escenario mediático preciso para que la gente vean su casta y su militancia. Se trata de sobrevivir. Se trata de hacer un ejercicio de supervivencia. Se trata de no desaparecer. ¿Te parece poco? De todo esto se trata. Es verdad que las ganas son las de salir corriendo hasta Pernambuco. Pero hay seiscientos compañeros rodeados de comanches y esperando que los ayudemos. Yo, al menos, estoy en eso…»

(Conversación mantenida con un alto militante andalucista)

J. FÉLIX MACHUCA
Publicado en ABC.es
Articulo de opinión (13/03/07)